Julio Losada, jugador de fútbol.
Atenas, Grecia.
EN
PERSPECTIVA
Lunes 20.01.97 - Hora 11.00
Transcripción: María Lila Ltaif
Edición: Julieta Sokolowicz
MARINA SCHERSCHENER:
Julio Losada vive en Atenas, Grecia. Tiene 46 años. Fue jugador de
fútbol de primera división; jugaba en Peñarol y se fue a Atenas en 1972, para
jugar en el Club Olimpiacos.
Por allí están en invierno, ¿verdad?
JULIO LOSADA:
Sí, en pleno invierno. La verdad es que tengo un poco de celos porque
sé que ahí están todos en pleno verano.
M.S. - ¿Cómo es el invierno allí, es
muy frío?
J.L. - La diferencia que tenemos con Uruguay es que acá es más seco el
frío y -aunque muy pocas veces- cae nieve. Pienso que eso es lo que tiene de
hermoso.
M.S. - Jugaba en Peñarol y se fue al Club Olimpiacos, en Atenas. ¿Fue
un pase?
J.L. - Sí, una transferencia que hice en el año 72; yo me encontraba en
gira con Peñarol y el manager me trajo para Grecia. Es un país que todos
conocemos por su historia y por su mitología. Independientemente de que
futbolísticamente no era muy conocido, fue para mí una gran alegría poder venir
a este país tan maravilloso.
M.S. - ¿Cómo fue jugar en el
Olimpiacos?
J.L. - Fue muy fácil, porque en realidad el Olimpiacos es el doble de
Peñarol en Uruguay.
M.S. - ¿En qué sentido?
J.L. - Es el club más popular, el que tiene más hinchas, y creo que el
fanatismo que tenían y que tienen sus hinchas es muy similar al que tienen los
hinchas de Peñarol. Así que realmente no tuve un cambio muy grande.
M.S. - ¿Y en la forma de entrenar?
J.L. - Ahí sí hubo una evolución tremenda en mí mismo, porque tuve que
adaptarme a la forma de jugar del pueblo europeo, que en lo que tiene que ver
con condición física era mucho más intensa, los entrenamientos mucho más duros,
pero realmente después no me costó mucho adaptarme.
M.S. - ¿Qué partido recuerda que le haya quedado grabado en la memoria
con el Olimpiacos?
J.L.
- Justamente los clásicos acá son muy parecidos, con 60.000 o 70.000 personas;
el Club Panatenaicos es el contrario mayor del Club Olimpiacos. En un clásico tuve la suerte
de hacer un gol y ganar por uno a cero en la cancha de ellos. Es una cancha que
tiene unas tribunas muy fuertes y tuve la felicidad de poder darle un triunfo a
mi club.
M.S. - Y luego se retiró. ¿Cuándo?
J.L. - Me retiré en el año 82; yo jugué 10 años en el Club Olimpiacos;
no jugué en ningún otro club. Allí empecé mi carrera en Grecia y terminé en el
mismo club en el año 82.
M.S. - ¿Por qué se retiró?
J.L. - Porque yo quería dejar el fútbol y no quería que el fútbol me
dejara a mí. Pienso que todo tiene un fin y lo más importante es saber cuándo a
uno le ha llegado. Pienso que futbolísticamente estaba en forma para poder
seguir un poco más, pero consideré que de ahí en adelante ya mis actuaciones no
iban a ser de acuerdo a la fama que yo había logrado acá y no quería que el
fútbol me dejara a mí, así que decidí abandonarlo yo.
M.S. - Y todavía sigue jugando con viejos compañeros.
J.L. - Sí, estoy en actividad; tuve la suerte de dirigir la selección
juvenil de Grecia, de Atenas, como técnico. Pero independientemente de eso, yo
como jugador, como veterano, ya retirado... Nos juntamos y vamos a todos los
lugares de Grecia para jugar partidos -inclusive hemos ido al exterior: Canadá,
Estados Unidos- filantrópicos, por jugadores que tienen necesidad, ellos o sus
familiares, a quienes les ha pasado algo, que económicamente no se encuentran
bien. Nos reunimos y jugamos para recaudar fondos para ayudar a esas familias.
M.S. - En este momento canceló un partido para conversar con nosotros.
J.L. - La verdad que sí; teníamos programado ir el lunes a la ciudad de
Calamata, en el Peloponeso, pero pensé que para mí era mucha más alegría estar
un poco al lado de ustedes y del pueblo uruguayo, de alguna manera.
M.S. - Actualmente se dedica al comercio de ropa. ¿Cómo le ha ido en
los negocios?
J.L. - Sí, tengo dos boutiques de ropa de hombre, pero no estoy
trabajando en este momento. Soy dueño de un centro comercial y hago la
supervisión de todos los movimientos del centro.
M.S. - Está casado, tiene dos hijas. ¿Se casó con una mujer de Grecia?
J.L. - Mi mujer es uruguaya y tengo dos niñas, una de 11 y una de 14
años.
M.S. - Que nacieron en Grecia...
J.L. - No; nacieron en Uruguay, pero vinieron muy chiquitas, con 15
días cada una.
M.S. - ¿Y qué perspectivas tienen? ¿A ellas les gustaría venirse a
Uruguay?
J.L. - No sé, le daría la primicia, pero estoy preparando las valijas;
en muy corto tiempo pienso volver a Uruguay a establecerme allí, pero no voy a
dejar de tener relación con Grecia. Espero que por lo menos seis meses pueda
estar en Uruguay y seis meses pueda estar en Grecia, porque mi actividad no me
permite estar solamente en un lugar.
M.S. - ¿En qué barrio vive en Atenas?
J.L. - Yo vivo en Palio Falero; es un barrio más o menos como Pocitos,
con playa, una playa muy linda, una de las primeras playas en que se puede
bañar. Es cerca de Tireos, pero como es una zona portuaria las playas no son
muy adecuadas para bañarse.
M.S. - ¿Y cómo definiría a los
griegos, a sus vecinos, a sus amigos?
J.L. - Yo no sé si tenía el pálpito de que me iba a quedar muchos años
acá. Enseguida me adapté, porque dije: "Si estoy en este país voy a tener
que aprender su lengua, sus modos"... Los cuales no son
realmente muy diferentes a los nuestros. No nos olvidemos de que son países que
están en el Mar Mediterráneo. Nosotros somos descendientes de españoles, de
italianos, así que la forma de ser, el carácter, es muy similar. El problema
tremendo que yo tuve al venir para acá fue la lengua; traté de aprender muy
rápidamente. En ese momento yo había dejado hacía muy poco de estudiar y me fue
bastante fácil, dentro de las dificultades que hay para aprender una lengua que
no tiene nada que ver con raíces latinas.
M.S. - ¿Y los griegos valoran sus
riquezas turísticas, históricas?
J.L. - Sí, valoran su riqueza y su historia. Pero yo pienso que los
extranjeros las valoran muchísimo más, se dan cuenta más del valor. Yo sé de
gente griega que por ejemplo no ha ido a la Acrópolis, porque claro, como están
acá, "voy mañana", "voy pasado"... Le voy a decir que yo
tengo mi casa y mi apartamento y desde el balcón veo la Acrópolis. Yo creo que
nunca más en mi vida me voy a olvidar de eso, me va a quedar grabado en la
mente. Aunque vaya a nuestro chiquito Uruguay y disfrute de las bellezas de
nosotros, hay cosas que son inolvidables, como ir a los museos. Es una cosa que
hemos estudiado porque pienso que tenemos uno de los mejores niveles culturales
del mundo; el sueño de cada uno de nosotros es poder venir a este país. A mí se
me dio la oportunidad y no he dejado de aprovecharla.
M.S. - ¿Y qué es lo que extraña de Montevideo, que decidió venirse para
acá?
J.L. - Uno, cuando pasan los años, quiera o no, siente algo de
nostalgia. Nosotros -mi esposa y yo- tenemos nuestros familiares allí, somos
los dos hijos únicos, nuestros padres están allá, sabemos que en algún momento
queremos estar junto a ellos. Realmente no puedo negar que estoy muy bien acá
y, como le dije anteriormente, me voy a radicar en Uruguay pero voy a estar
repartiéndome el tiempo con Grecia. No puedo olvidar que yo estuve casi 25 años
viviendo acá (más de lo que yo viví en Uruguay) y han sido años lindos. Lo que
me hace volver a Uruguay es que me ha venido nostalgia por mi país, no lo puedo
negar. Nosotros somos chiquitos pero pienso que siempre hay algo que nos atrae
para volver allí.